La realidad demuestra que la demagogia, la hipocresía y la ignorancia no son patrimonio de ningún grupo concreto.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Lengua de plata



Cuando entré en el ciber café, sólo habían dos personas sentadas en la terraza y el camarero detrás de la barra. Me acerqué a ella. El camarero estaba de espaldas, frente a la cafetera.
- Hola – digo en voz alta.
Silencio.
Estoy seguro de que me ha oído, así que existen dos opciones: es un puto maleducado o está sordo. Espero sentado en el taburete a que me atienda mientras prepara lentamente dos infusiones. Las lleva a la mesa de la terraza y al pasar por mi lado, me mira de reojo, sin decir nada. De repente, oigo sus pasos detrás de mí.
- Buen hombre, ¿que es lo que uste desea?
- Un cortado natural, oscuro- respondo.
- ¡Claro que sí, con gusto!
En los altavoces suena música lenta, relajante, pero yo sigo alterado, con prisa, no sé porqué.
- Aquí tiene señoll.
- Ok, gracias.
Mientras lo revuelvo, el camarero está frente a mí, a menos de un metro, lavando unos vasos. Permanecemos en silencio, un silencio cómodo, agradable. No hay estupideces ni obviedades que decir.
En dos tragos largos, el cortado está terminado. Me gustó: oscuro como el deseo y dulce como el pecado. Saco un billete y le digo que se cobre. El camarero me mira sorprendido.
- Al parecell tiene uste una lengua de plata- me dice sonriendo.
- ¿Como?
- Si, que tiene que tenell uste una lengua de plata para tragallse en un momento ese cortado ardiendo.
- Bueno si.... es que tengo un poco de prisa- le respondo sin estar muy convencido de lo que digo. En realidad no tengo nada vital que hacer. Es una prisa impuesta, estúpida.
Me da el cambio y las gracias.
- Espero velllo de nuevo por aquí, señoll- dice.
- Por supuesto- respondo. Buen café y lugar ideal para el relax. Que más se puede pedir.
Salgo a la calle y entro en el coche. Lengua de plata. Lengua de plata. Sería un buen nombre para un relato.

lunes, 29 de marzo de 2010

Un nuevo comienzo



Buenas y educadas palabras. Sólo me queda eso. Una despedida cartón-piedra. Fachada, pura fachada. Una forma elegante y rastrera de silenciar a los alborotadores, a los inconformistas, a los que no están dispuestos a formar parte de la gran masa imbécil; la de los borregos dóciles, acomodados y felices en la desidia. Es sencillo sucubir al dinero fácil. Subvención a cambio del silencio. Plataformas de información sometidas al yugo financiero. La cuerda siempre se rompe por el lado más débil.

Hoy emprendo un nuevo comienzo. No estoy dispuesto a vivir de rodillas. Tampoco a morir de pié, todavía no. Queda un largo camino por recorrer y no me van a callar. Así que pónganse todos a cubierto, miserables potentados, dueños de periódicos, políticos... se ha abierto la veda de mi coto de caza. Todos a cubierto, mis dedos aprietan con furia las teclas. Mi odio dispara dardos de veneno.