La realidad demuestra que la demagogia, la hipocresía y la ignorancia no son patrimonio de ningún grupo concreto.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Inconciencia

(...) Si no tuviera memoria, si no tuviera conciencia... ¿Qué sería de todo esto que siento?
De seguro que no escribiría, ni me quedaría embobado en un pensamiento. Siquiera fumaría, o bebería. Jamás conocería lo que es la duda, la pena, la ansiedad, la desazón, la miseria, la condena,... Tampoco hubiera fantaseado con los límites de una vida nueva o la espera a un veredicto providencial y reparador. Incluso fantasear no formaría parate de mi vocabulario, sería su mecanismo inarticulable en mi cabeza, y no me ofrendaría promesas ni me empeñaría en quimeras, ni formaría yo mismo parte de lo que hoy llamo humano, y me perdería sin remordimientos, y solucionaría todas las incógnitas a mi favor, y en un arrebato involuntario desharía la urdimbre que nos aprisiona, para que las arañas de la memoria solo tejieran alfombras donde se paseara nuestra inconciencia. (...)
Diario Ajeno
Aman Cala

lunes, 22 de noviembre de 2010

Realidad

La realidad cotidiana. La realidad. Realidad. Dejar caer sobre un papel en blanco todo ese mazacote de fetidez repelente, con sus tripas al aire y todo oliendo a mierda fresca… como dijo un tal Pedro Juan.

El anciano es arrastrado por la silla de ruedas. Su cabeza ladeada se balancea al ritmo del desnivel del paseo. Babero azul. Una liana de saliva cuelga de su boca, columpiándose alrededor de su pecho. Mirada perdida de ojos que no observan qué o quién lo arrastra. Todo da igual, ya no importa. ¿Merece la pena vivir así?

El barbudo camina. Sucio, distraído. Saca cuentas de algo mientras habla con alguien que no veo. Para él yo no existo. Pasa junto a mí y sigue su camino. Me giro y sigue conversando y contando.

Ayer murió otra mujer. Fue cerca de mi casa. La mató su marido. Suma y sigue. Nada va cambiar hasta que las mujeres espabilen, hasta equilibrar la balanza. Se nos ha olvidado que somos animales y como tal nos comportamos. Eso será así por siempre. Matar ellas primero; la única solución.

-Sabes, hay gente a la que no le gusta lo que escribo. Me dicen que no pueden leerlo. Les resulta todo muy… real.

-Ahh, si claro. Es muy duro saber que existen esas cosas. Hoy en día, a la gente no le gusta eso.

-¿El qué?

-La realidad.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Sabiduría

Vamos a desayunar, me dijo Alex. Claro, me vendrá bien un cortado para la resaca. Bar de residuos de un intenso viernes noche. Borrachos, borrachas y niñatos drogados. Alex pide de comer, yo sólo bebo café. A mi derecha se sienta un fulano de cara ajada y destilando alcohol. En su mano izquierda observo los tatuajes de presidiario. Hablamos.
-Te das cuenta, tu que tienes pinta de haber vivido, lo capullo que puede llegar a ser un tío- le digo al fulano.
-¿Queeee?- me contesta con voz ronca y aletargada.
-Si, ya sabes, lo que llevo un rato diciéndole a este tío, que no está aprovechando las oportunidades. Él que tiene la luz verde.
-Ahh eso. Te voy a decir una cosa, yo que he sido el mayor hijoputa con las mujeres, no no no por maltrato, sino simplemente por hijoputa: folla todo lo que puedas. Tooodo. Después de eso, no queda nada. Alcohol, peleas, depresión y soledad. Folla todo lo que puedas, desgástate amigo…- hablaba y hablaba. Alex quería marcharse. ¡Coño, espera y escucha! Quizá aprendas algo, o al menos a saber como no cagarla. Y siguió así durante un rato. Nos describió como había sido y era su vida. Pero su mensaje estaba claro: disfruta los buenos momentos porque la vida está llena de miserias. Mírame a mí ahora, decía, mírame. ¿Lo entiendes verdad?
Suficiente por hoy. Ya se había hecho tarde para mí y más aún para quién me esperaba. Nos despedimos del fulano mientra me pedía si lo invitaba a un cubata. ¡Claro! Tributo suficiente por un rato de sabiduría de barra de bar. Pero antes de irnos, el tipo miró a Alex con atención y mirada ebria, recordándole brevemente los consejos. Alex asentía. -… La vida tiene poco buenos momentos joder. Ya sabes lo que hay: aquí pan y en el cielo biscochones.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Recordando

Era por la mañana. Despertó, mareado y convulso. Su cuerpo vetusto y derrotado se hallaba envuelto irregularmente por las sábanas sucias de la cama, simulando la continuación de su piel. Miró a su alrededor y todo el paisaje parecía desdibujado, deforme y desordenado. Sabía que algo extraño había ocurrido. Echó de menos la presencia de su mujer a su lado, pues habían compartido lecho durante las noches de los últimos cuarenta años. Intentando incorporarse con enorme sacrificio, permanecieron sus manos inmóviles a tal esfuerzo, como selladas por las sábanas. Alguna sustancia le impedía despegarlas de ellas. Fijando su vista a la derecha, advirtió la presencia de una botella vacía de whisky y la de su inseparable bastón en el suelo, cubierto éste último por una espesa capa de sangre y algún otro elemento viscoso. Fue entonces cuando recordó lo que había sucedido la tarde del día anterior.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Elección

(...) Me atormentaba tratando de entender si era posible intentar comprender, descubrir, saber, sin ser devorado, triturado. O si la elección era entre conocer y comprometerse, o ignorar, y, de ese modo, poder vivir tranquilamente. Acaso solo quedaba olvidar, no ver. Escuchar la versión oficial de las cosas, intuir solo de manera distraída y reaccionar con un lamento. Me preguntaba si podía existir algo que fuese capaz de posibilitar una vida feliz, o acaso habría de limitarme a renunciar a los sueños de emancipación y de libertades anárquicas, y lanzarme a la arena, meterme una semiautomática en los calzoncillos y empezar a hacer negocios, negocios de verdad. (...)