La realidad demuestra que la demagogia, la hipocresía y la ignorancia no son patrimonio de ningún grupo concreto.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Borderline

-Hola Víctor, ¿qué tal está mi doctor favorito? Supongo que me llamas por la paciente que te envié, doña M.
-Sí, efectivamente, de ella quería hablarte.
-¿Y bien? ¿Es lo que yo te dije? No tiene nada ¿verdad? Ni ansiedad ni depresión. Bueno sí, un morro que se lo pisa.
-Ehh, espera. En mi opinión creo que hablamos de otra cosa.
-¿Otra cosa? ¿De qué?
-Pues creo que se trata de una paciente con inteligencia Borderline.
-¿Borderline? A ver, no te entiendo. ¿Quieres decir que su problema no tiene nada que ver con un conflicto laboral o…?
-No, no, nada de eso.
-Es que la dueña de la frutería me dijo que tuvo una pelea con ella por una tontería y… ¿Eso requiere algún tratamiento?
-Ninguno.
-¿Ninguno?
-Exacto. De momento, la estupidez no tiene cura.

viernes, 18 de marzo de 2011

Por qué no soy cristiano



(...) la virtud y el vicio tienen que ser tomados juntos en consideración; es imposible destacar la una sin destacar el otro. Ahora, ¿qué es el "vicio" en la práctica? En la práctica es una clase de conducta que disgusta al rebaño. Llamándola "vicio" y elaborando un complicado sistema ético en torno a este concepto, el rebaño se justifica al castigar a los objetos de su disgusto, mientras que, ya que el propio rebaño es vistuoso por definición, pone de relieve su propia estimación en el preciso momento en que libera su crueldad. Ésta es la psicología del linchamiento, y de los demás modos en que se castiga a los criminales. La esencia del concepto de virtud reside, por lo tanto, en proporcionar una salida al sadismo, disfrazando de justicia la cruelda.

(...) La virtud es lo que la iglesia aprueba y el vicio, lo que reprueba. Así, la parte eficaz del concepto de virtud es una justificación de la antipatía del rebaño.

Parecería, por lo tanto, que los tres impulsos humanos que representa la religión son el miedo, la vanidad y el odio. El propósito de la religión, podría decirse, es dar una cierta respetabilidad a estas pasiones, con tal que vayan por ciertos canales. Como estas tres pasiones constituyen en general la miseria humana, la religión es una fuerza del mal, ya que permite a los hombres entregarse a estas pasiones sin restricciones, mientras que, de no ser por la sanción de la iglesia, podría tratar de dominarlas en cierto grado.

Por qué no soy cristiano (1927)
Bertrand Russell

miércoles, 16 de marzo de 2011

Hoy después de un año

Ya ha pasado un año. Ese día, mi nariz sangraba en una pelea perdida antes de su inicio. Corrí como el cobarde que no desea morir inútilmente (todavía no), al ver ese torrente de cálido plasma que se deslizaba caudaloso por mi cara hasta reposar en mi boca, para después ser expulsado con rabia. Toda esa maldita sangre esputada de furia impotente que acababa por teñir el agua de lluvia que caía. Y sí joder, sí, como un cobarde que hoy sigue aquí, recordando su heroísmo mal entendido.

Hoy también está lloviendo. Pero enseguida el aguacero se disipa y la gente se reagrupa. Cautela exige mi cerebro. A mí alrededor vibra un carnaval de disfraces y representaciones. Todos bailan, ardientes, con sus pies junto a los míos, húmedos en alcohol, agua sucia y orina. La noche se desvanece. La música deja de sonar y mientras, las calles se abandonan con desdén. Mi nariz terminó intacta. Y me marcho, dejando atrás el hechizo de la lujuria. Mi matrimonio es ahora la cautela.

jueves, 10 de marzo de 2011

La puerta de la desgracia

(...) La espada ardiente me roía las cejas y me penetraba en los ojos doloridos. Entonces todo vaciló. El mar cargó un soplo espeso y ardiente. Me pareció que el cielo se abría en toda su extensión para dejar que lloviera fuego. Todo mi ser se distendió y crispé la mano sobre el revólver. El gatillo cedió, toqué el vientre pulido de la culata y allí, con el ruido seco y ensordecedor, todo comenzó. Sacudí el sudor y el sol. Comprendí que había destruido el equilibrio del día, el silencio excepcional de una playa en la que había sido feliz. Entonces, tiré aún cuatro veces sobre un cuerpo inerte en el que las balas se hundían sin que se notara. Y era como cuatro breves golpes que daba en la puerta de la desgracia. (...)

El extranjero
Albert Camus

miércoles, 2 de marzo de 2011

La involución de la evolución

Nacemos y abrimos los ojos. Cuatro patas. Guardería, colegio y primeros amigos. Diversión y conocimiento del entorno. Responsabilidades. Despertar sexual. Estudios superiores. Esperanzas y proyectos. Primer trabajo. Madurez. Realidad. Conocimiento del mundo. Desencanto. Obligaciones autoimpuestas. Semanas interminables con sábados y domingos breves. Hijos. Nuevas ilusiones. Vuelta a la realidad. Deterioro físico. Declive sexual. Demasiadas obligaciones y pocas distracciones. Disminución de ¿amor? Hastío. Enfermedades. Vejez: principio del fin. Tres patas. Silla de ruedas. Soledad. Cerramos los ojos. Silencio eterno. Nada.