La realidad demuestra que la demagogia, la hipocresía y la ignorancia no son patrimonio de ningún grupo concreto.

viernes, 25 de mayo de 2012

Las islas en que vivo


Un día habrá una isla
que no sea silencio amordazado
Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus rumores
a todos los que pisan sus orillas.
Solo no estoy. Están conmigo siempre
horizontes y manos de esperanza,
aquellos que no cesan
de mirarse la cara en sus heridas,
aquellos que no pierden
el corazón y el rumbo en las tormentas,
los que lloran de rabia
y se tragan el tiempo en carne viva.
Y cuando mis palabras se liberen
del combate en que muero y en que vivo,
la alegría del mar le pido a todos
cuantos partan su pan en esta isla
que no sea silencio amordazado.


Pedro García Cabrera
De Las islas en que vivo, 1971

lunes, 21 de mayo de 2012

Cuaderno afortunado


 (...) ¿El trabajo dignifica al hombre? Y una mierda, pensé entonces. Aquella frase era un lago seco en información, ¿qué era eso del trabajo? Actividad regular remunerada, eso ponía el diccionario. Pero claro, ¿remunerada cómo?, ¿sólo valía con dinero? Era evidente que existían actividades regulares importantísimas que no se remuneraban con dinero. Y también actividades regulares que no estaban bien vistas, en definitiva, nadie las consideraba un trabajo.Papá quiero ser médico, Muy bien mi niño. Papá, quiero ser taxista, Muy bien mi niño. Papá, quiero ser poeta, Muy bien mi niño, ¿y de qué vas a trabajar? Dignificante era la acción, no los resultados. Dignificante era hacer arte, no ser artista. Quizá el fallo estaba en eso. (...)

miércoles, 16 de mayo de 2012

Secuestro Express


"La mitad del mundo se muere de hambre mientras la otra mitad se muere de gordura. Sólo quedan dos opciones: o enfrentamos al mounstruo o le invitamos a comer".





lunes, 14 de mayo de 2012

Transformar la soledad


Un pequeño bar, sábado por la noche, no habían mesas libres. Escribía un poema en una servilleta cuando advirtió frente a él ese gesto con la barbilla. Se giró y lo vio: gordo, pelo grasiento y cara pálida amarillenta, que también estaba escribiendo algo en un papel plegado mientras degustaba una copa de ginebra, manteniendo a la vez una conversación con alguien. No había nadie, pero sus profundos ojos negros miraban firmes al frente.
La música estaba alta y no le permitió escuchar lo que estaba diciendo; no sabía si estaba hablando en voz alta o simplemente movía los labios, aunque pudo intuir por la expresividad de su boca, que se trataba de una discusión.
Quizás no tenga amistades ni familia y a consecuencia de algún acontecimiento traumático, ha debido transformar su realidad, creando así una especie de amigo invisible. Es la fiel imagen que refleja la soledad.
Entonces, permaneció observándolo durante unos segundos para finalmente, recobrar su posición inicial. Luego miró las sillas vacías que tenía delante y dio un profundo sorbo a su botella de cerveza, continuando así con lo que estaba haciendo.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Camiseta




Zoo punto cero y el Club de los negocios raros ponen a la venta su primera camiseta, tanto para ellos como para ellas. 
Están disponibles en todos los colores.
Si están interesado/a, envía un correo a la siguiente dirección:
zoo.0@hotmail.es

sábado, 5 de mayo de 2012

Ain't Got No, I Got Life

No tengo casa, ni zapatos
Ni dinero, ni estilo
Ni faldas, ni jerseys
No tengo perfume, ni cerveza
No tengo hombre
No tengo madre, ni cultura
No tengo amigos, ni escuela
No tengo amor, ni nombre
No tengo ticket, ni tengo pase
No tengo Dios
¿Qué es lo que tengo?
¿Por qué estoy viviendo entonces?
Si, ¿qué es lo que tengo?
Nadie me puede quitar nada
Tengo mi pelo, mi cabeza
Mi cerebro y mis orejas
Mis ojos y mi nariz
Mi boca y mi sonrisa
Tengo mi lengua, y mi barbilla
Mi cuello y mis tetas
Mi corazón y mi alma
Mi espalda y mi sexo
Mis brazos y mis manos
Mis dedos y mis piernas
Mis pies y mi dedo gordo
Mi hígado y mi sangre
Tengo mi vida, tengo mi libertad
Tengo mi vida
Y la voy a mantener
Tengo mi vida
y nadie me la va a quitar.
Tengo mi vida.


jueves, 3 de mayo de 2012

El oficio de Zé

(...)

-No soy un chivato de esos que señalan con el dedo.
Continuaba tumbado de espaldas. Le cogí la mano.
-Hablando de dedos... -dije, y le rompí el meñique.
El cabrón ni soltó un gemido. En seguida le rompí el anular. Esta vez sí dijo algo:
-Vete a tomar por culo -dijo.
Le rompí otro dedo y me sonrió, con una sonrisa de desprecio. Yo ya tuve una vez un dedo roto, dolía de carajo, hasta hoy es una parte muerta de mi cuerpo, parece un alambre retorcido. Pero yo aguanté también. Lo mismo que aquel zoquete. Él no iba a abrir la boca, conozco a esa gente. Además, yo estaba ya sintiéndome mal torturando a aquel gilipollas, no me gusta hacer sufrir a otros y, por eso, siempre les pego un tiro en la cabeza a mis clientes. He leído un libro de medicina que la muerte es instantánea y sin dolor. Puse el silenciador en la Glock. Le pequé un tiro en la frente, con el cañón apartado porque no quería abrir un cráter en su rostro. Confieso que lamenté tener que matarlo, el tipo aquel tenía cojones.

(...)

El Seminarista
Rubem Fonseca